Se estaba dado todo, Vélez empató, Lanús perdió, Colón no consiguió la victoria y River visitaba a Newell´s en Rosario. Todos los resultados puestos, y todos a favor de River, pero los jugadores no volvieron a entender el mensaje. Así como lo había anticipado Gorosito luego de la derrota y la pronta eliminación en Paraguay, los jugadores no entienden el mensaje, el juego y el estilo de River, y nosotros no entendemos como ellos pueden lucir esta camiseta. No lo entendemos por que muchos dicen llamarse hinchas de River, pero en la cancha no se muestran como tales. No dejan todo en cada pelota, no corren como si estuviesen jugando el partido de su vida, y no demuestran, que cuando las cosas no salen bien, con alma y vida se puede ganar un partido, o por lo menos, con alma y vida, se pueden ganar un aplauso.
A un paso de la punta podía quedar el conjunto millonario. A un paso del reencuentro, a un paso de pasar del odio al amor con su gente, pero nuevamente se jugó mas como un equipo chico, y no como una final, esa final que dicen venir jugando estos jugadores hace varias fechas.
Nuevamente volvieron a decepcionar, nuevamente River no es River y los hinchas lo sienten así, y reprochan la floja labor de los jugadores. Muy pocas jugadas de gol, muy flojos en la defensa y una chance mas que se iba diluyendo con el correr de los minutos.
Y cuando todo pintaba para el empate, y River dejaba de lado la posibilidad de acercarse al lote de los de arriba, apareció Formica, dejo pintado a Cabral sobre el sector derecho del área, y ante la nula marca de Sánchez, liquidó a un Vega que nada pudo hacer ante el zurdazo cruzado del juvenil rosarino.
Poco de Gallardo, poco de Fabianni, poco de Falcao y mucho de Vega, un Vega que se ve partido tras partido contra las cuerdas, bombardeado por los rivales, sacando 4 – 5 mano a mano, y no pudiendo evitar el remate del final. Un Vega que se ve expuesto jugada tras jugada en la que los defensores millonarios no sólo no evitan, sino que muchas veces ayudan a los rivales a concretarlas.
¿Qué se puede hacer? Gran pregunta. En principio poner orden. Años atrás recuerdo un Passarella que pedía el pelo corto, un técnico que se mostraba exigente, un entrenador que quería disciplina, un Passarella al que todos tildaban de loco. Hoy con el pasar del tiempo, la pregunta es, ¿estaba tan loco?, o verdaderamente estaba en lo cierto. No es un apoyo a Daniel Alberto, sino una crítica a los jugadores, jugadores que hoy están muy cómodos como están, cobrando miles y hasta millones de pesos anuales, y por… salir últimos… quedar eliminados una fecha antes de que termine la primera fase de la Copa Libertadores a manos de equipos de nivel de segunda o tercera división del fútbol argentino. Hay cosas que tienen que cambiar. Y la gente quiere un cambio ya.
Hernán Quinteros
A un paso de la punta podía quedar el conjunto millonario. A un paso del reencuentro, a un paso de pasar del odio al amor con su gente, pero nuevamente se jugó mas como un equipo chico, y no como una final, esa final que dicen venir jugando estos jugadores hace varias fechas.
Nuevamente volvieron a decepcionar, nuevamente River no es River y los hinchas lo sienten así, y reprochan la floja labor de los jugadores. Muy pocas jugadas de gol, muy flojos en la defensa y una chance mas que se iba diluyendo con el correr de los minutos.
Y cuando todo pintaba para el empate, y River dejaba de lado la posibilidad de acercarse al lote de los de arriba, apareció Formica, dejo pintado a Cabral sobre el sector derecho del área, y ante la nula marca de Sánchez, liquidó a un Vega que nada pudo hacer ante el zurdazo cruzado del juvenil rosarino.
Poco de Gallardo, poco de Fabianni, poco de Falcao y mucho de Vega, un Vega que se ve partido tras partido contra las cuerdas, bombardeado por los rivales, sacando 4 – 5 mano a mano, y no pudiendo evitar el remate del final. Un Vega que se ve expuesto jugada tras jugada en la que los defensores millonarios no sólo no evitan, sino que muchas veces ayudan a los rivales a concretarlas.
¿Qué se puede hacer? Gran pregunta. En principio poner orden. Años atrás recuerdo un Passarella que pedía el pelo corto, un técnico que se mostraba exigente, un entrenador que quería disciplina, un Passarella al que todos tildaban de loco. Hoy con el pasar del tiempo, la pregunta es, ¿estaba tan loco?, o verdaderamente estaba en lo cierto. No es un apoyo a Daniel Alberto, sino una crítica a los jugadores, jugadores que hoy están muy cómodos como están, cobrando miles y hasta millones de pesos anuales, y por… salir últimos… quedar eliminados una fecha antes de que termine la primera fase de la Copa Libertadores a manos de equipos de nivel de segunda o tercera división del fútbol argentino. Hay cosas que tienen que cambiar. Y la gente quiere un cambio ya.
Hernán Quinteros
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