A 2 metros de la alegría

A sólo 2 metros, o sólo 2 segundos, depende como se lo mire, a eso estuvo River de llevarse la gloria de la Bombonera.

No era Fabianni quien la iba a callar a La Boca, sino Falcao. Pero el “apuro” del colombiano, provocó que River quede a sólo 2 metros de la Gloria total y de la reconciliación definitiva con su gente.

Para analizar un clásico hay que dejar de lado muchas cosas. Por empezar, pese a que el planteo, en cuanto al juego, no fue el esperado, verdaderamente se puede hablar de un River ordenado, cuidando bien los espacios, relevándose unos a otros y con una gran firmeza en la defensa, esa que hasta hace una semana atrás, era el peor dolor de cabeza de cara al super-clásico.

Si de méritos se habla, hay que darle la derecha a Gorosito, que le devolvió la confianza a la línea de fondo, y le renovó la chance de ganarse el “enorme” arco Millonario a Daniel Vega.

Y si es una costumbre “pegarle” a los jugadores por sus malos rendimientos, hoy hay que reconocer que River jugó un clásico, de acuerdo a lo que pedían las urgencias.

Es cierto que se llegó poco al arco rival, pero también es verdad que River, gracias al orden que mantuvo durante todo el partido, no permitió que Boca genere muchas chances claras de gol.

Para destacar, las firmezas de Cabral, y Sánchez, de muy bajo rendimiento en el campeonato, quienes no permitieron que ni Palermo, ni Palacios, llegarán con claridad al arco, muy bien defendido por Daniel Vega.

Tal es así, que luego de un primer tiempo en el que el dominador, -mas por control del balón que por juego-, fue Boca, el local se puso en ventaja con un golazo de Palermo, típico de una de sus genialidades, ayudadas por la gran confianza que se tiene el goleador. La única manera de convertir parecía ser por medio de una pelota parada o de este tipo de remates, a los que ya nos tiene acostumbrados Palermo.

Gran gol del “9”, remate de 30 metros de por medio, y una tardía reacción de Vega, ayudada, por al velocidad de la jugada y el inesperado sablazo del delantero.

Minutos después, Palermo mostró lo que es un goleador con confianza, jugada siguiente al gol, tomó la pelota al borde del área, y pifió el remate. Una de cal y una de arena, pero gracias a la confianza, Boca le ganaba 1-0 a River, y el panorama se empezaba a oscurecer, mas que nada, porque arriba Falcao y Fabbiani estaban poco acompañados y carecían de oportunidades de gol.

Por estos motivos y viendose en desventaja, “Pipo” optó, acertadamente, por el ingreso de Rosales y Buonanotte. River generó un poco mas, pero no logró inquietar a Abbondanzieri.

Y si había una única vía para llegar al empate, esa era la pelota parada. Y esa fue. Ayudado por la gran pegada del “Muñeco”, que enterró al Pato, ganando su duelo personal con el arquero de Boca, River llegó a la igualdad.

Y como condimento final, quedó el mano a mano de Falcao, un error, un apuro, una indecisión producto de los nervios, la ansiedad y todo lo que puede generar tener la pelota del triunfo en “tus” pies, dejaron a River a 2 metros de la Gloria, y a Falcao, a 2 segundos de convertirse en ese ídolo que va surgiendo de a poco.

Le faltó ese algo que tienen los grandes, los “tocados”, los únicos. Ortega, la hubiese picado de tres dedos, el Enzo la hubiese colocado milimétricamente junto al palo, Falcao, no se dio el tiempo, ni tuvo la frialdad de definir con el arco sólo, pero lo cierto es que hay que estar ahí, nadie mejor que él para entender que pasó en ese segundo por su cabeza.
Es un clásico, con heroes y villanos. El heroe fue el "Muñeco" y Falcao, no corrió la misma suerte.

Lo cierto es que se vió un pequeño cambio, otra actitud. Un equipo parejo, ni con altos rendimientos, ni muy bajos, un equipo compacto, que pareciera saber jugar los partidos importantes.
Bueno, ahora se viene un calendario difícil, unas pruebas mas, es el momento!! Dos partidos claves por la Copa y el domingo contra el Gimnasia jujeño para no despedirse definitivamente del campeonato.
El cambio está. La actitud se vió. Esperemos que este partido sirva tanto anímicamente en lo grupal como en lo individual y que River vuelva a ser el que todos esperamos.

Hernán Quinteros

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