MUNDIAL SUDAFRICA 2010

EL CAMINO AL MUNDIAL
Argentina - ¿La dulce?- espera

La final nacional en la Argentina era la primera de todas, es decir, todas esas sensaciones que yo había experimentado, los demás participantes del concurso, iban a vivirlas con posterioridad en su país.

Esto significaba en lo personal, una larga espera hasta la Gran Final, más de un mes y medio entre la obtención del pasaje y la gran cita, como local, en busca de mi SUEÑO.

En el medio miles de cosas. Más problemas laborales, productos de la envidia, estimo yo; el nerviosismo no sólo propio, sino de familiares y amigos; los típicos, ¿cuándo es?, ¿en dónde? ¿Como? ¿Contra quien? y ¿Qué tenés que hacer? y ¿esto? y ¿aquello?. Muchas veces la ansiedad del que no esta viviendo o que no vivió el momento, termina poniendo nervioso a alguien que sabía que sólo tenía que esperar, simplemente porque los demás participantes, no estaban.

Una sensación muy rara, porque uno quería ya la final, pero nada podía hacer. Había que cumplir sólo una pauta, la más difícil, casi un imposible en estos tiempos, ESPERAR.

La espera era larga. Uno trataba de llenar los vacíos recaudando información, siguiendo de cerca lo que iba pasando a nivel mundial, nacional y local, lo cierto es que faltaba tanto y tan poco, para el mundial y para la final, que era difícil explicar lo que sentía.

En medio de todo ese tiempo, se produjo un quiebre muy importante en mi vida. Una liberación, una excarcelación, un escape a la vida.

Lo cierto es que siempre hay una gota que rebalsa el vaso, y esa gota dijo basta, dos semanas antes de la final. Me quedaba sin trabajo, no aguante mas y me fui, no podia entender como siempre ponian trabas, pero lo cierto es que yo logré mi sueño y la peor derrota para ellos fue esa, no pudieron evitarlo.

Después de unos cuantos días libre, llegaba la final. Tal vez me jugó a favor, nunca lo sabré, lo cierto, es que me dediqué de lleno casi 15 días a estudiar y repasar. Ver como llegaban los equipos. La historia de cada selección. Sus participaciones, finales, mejores puestos, figuras, goleadores, grandes partidos. La gran pretemporada estaba realizada y me encontraba listo para la final.

El lunes 10 de mayo, debíamos encontrarnos todos en el Hotel Conte, donde nos alojaríamos hasta el miércoles, fecha en la que ya sabríamos quién sería el afortunado en ganar el viaje, el SUEÑO.

Como debía ser, a media mañana, me encontraba en el hotel. Después de confirmar asistencia, me encuentro con algunos de los chicos y empezamos a conocernos, intercambiar experiencias, contar vivencias.

Pasado el mediodía, nos dirigimos a Torneos, donde se realizarían los sorteos, para los informes y los relatos o comentarios de los partidos.

Nuevamente el último lugar, en este caso en el informe, sería para mi. Me tocó Italia, el último campeón y una selección con una rica historia a nivel mundial. Por ese lado encararía mi informe. Además, tras el segundo sorteo, mi prueba era relatar Argentina-México del mundial 2006.

Lo cierto es que no había mucho tiempo para preparar las dos cosas, pero en esos días libres, trate de ver las posibilidades de juntar información de todas las selecciones y de los mejores partidos del 2006, cosa que a la larga, terminó ayudando, porque con todos los datos, sólo había que rearmar lo recaudado y concluir con el informe.

A la noche, cena y baile de tango de por medio, regresamos al hotel, para prepararnos para la gran final. Las dos pruebas serían al día siguiente, el martes. A la mañana el informe y por la tarde el relato.

Hasta altas horas de la noche, repase una y otra vez el informe. Era largo, es cierto, pero diferente al resto. Mucha información, mucha historia, los datos precisos de como venía el equipo, comparación con otras grandes selecciones de la historia italiana, etc.

El momento llegó. Estaba todo dado, los nervios se veían claramente en la cara de todos los concursantes, y lo peor de todo, era la espera. Pasaba uno, pasaba otro, y asi cada uno aguardaba su turno, pero un vez finalizado, debía esperar otro largo rato para hacer el relato, es decir, ser primero o último, no era ventaja, igual, los nervios te ganaban.

Llegó el momento del informe. Había tres chances, la mejor, a elección personal, sería la que saldría al aire, pero lo cierto es que a esa altura, uno tenía muy poco poder de discernir cual de las 3 era la mejor.

Trás cada final, uno descargaba cierta tensión. Liberaba presiones, pero también sabía que no existía tiempo para la relajación, porque la otra final estaba a minutos nomás de realizarse.

Llegó la hora del relato. La comodidad de contar con un curso recién terminado y la tranquilidad de la práctica diaria, me daban la seguridad de encarar la segunda etapa, pero lo cierto es que no sabíamos del rendimiento de los otros concursantes. Nadie podía escuchar ni ver como los demás realizaban sus pruebas. Sólo algun grito de gol lejano indicaba que todavía seguían rindiendo prueba.

Mi turno llegó y pese al nerviosismo lógico, las cosas salieron como lo esperaba. Junto a Fernando Petrocelli, quién me acompañó en los comentarios, hicimos la introducción del partido y el posterior relato del 2-1 de Argentina-México. Mi punto fuerte, había rendido. faltaba el veredicto.

Luego de las dos pruebas, nos retiramos hacía el hotel para prepararnos e ir a cenar todos juntos en el día previo a los resultados. Y con posterioridad fuimos los 6 a brindar a un bar y contar todas las sensaciones del día vivido.

Había un relax general por la finalización de las pruebas, pero también el ansia de saber cuál de los 6 iría al mundial, ya no había nada que hacer, sólo esperar un día mas.

El miércoles nos llevaron nuevamente hacía Torneos, donde se haría el programa y saldría finalmente el ganador. Ninguno sabía como habían rendido los otros participantes y sólo tenía las certezas de su rendimiento, el cual, era subjetivo, porque tres jurados calificarían nuestra performance.

Ahí estabamos los 6 frente a Pablo Giralt, Rafael Dudamel y Sebastián Rozenthal, los jurados.

Trás la primera ronda, Eduardo Andino (Ecuador), había sacado una merecida y gran ventaja de 5 puntos, pero faltaba el relato, mi punto fuerte, aunque, a esa altura, era todo muy complicado. Veintitrés (7,8,8) contra 18 mios, producto de un triple 6. Mi cabeza hacía números. Necesitaba no perder mas puntos con relación a Eduardo y sacarle mas de 6 de ventaja. Su turno llegó y sumó un punto más en relación a mi informe. Doble 6 y un 7, lo alejaba aún mas y mi cabeza seguía sacando cuantas. Era muy importante la primera puntuación. La de Giralt. Si era alta, las chances crecían y mucho, si era baja, dependía de un excelente por parte de los otros dos jurados. Trás el primer veredicto, consigo un 7, una nota media, ni baja ni alta, necesitaba mínimo dos 9. Y por suerte llegaron. El alivio recorrió todo mi cuerpo, pero no terminaría ahí. Faltaba un participante. Patricio Araneda de Chile, era el último y todavía tenía chances de superarme. El 8 de Giralt, reactivó mi calculadora metal, pero por suerte Dudamel y Rozenthal, calificaron a Pato con el mismo puntaje (8) y así conseguí mi sueño. Ya estaba todo definido, era realidad, ME IBA A SUDAFRICA.

Hernan D. Quinteros I.

MUNDIAL SUDAFRICA 2010

EL CAMINO AL MUNDIAL
Argentina - 2da fase

Después de un día algo agitado, mas en la emocional que en lo físico, llegué a mi casa con la alegría de haber logrado algo, pero algo que sería un vacío si no se llenaba al día siguiente. Lo cierto es que la alegría duraría sólo un día para tres y un mes para el restante, antes de la gran final latinoamericana.

Después de terminada la primera fase, los 4 finalistas nos juntamos, tras el regreso a Torneos, a comer unas hamburguesas y contar algunas de las sensaciones del día de competencia. Luego de ese corto encuentro, cada uno partió rumbo a su hogar para comenzar a prepararse para la gran final nacional, la cual nos pondría a un sólo paso, del gran sueño, el viaje al Mundial.

Sabido era que íbamos a cubrir el entrenamiento de Independiente, en Villa Domínico, previo al choque con Rosario Central y que finalmente cerraríamos al jornada y la competición, con una mini conferencia de prensa con el “Checho” Batista, campeón del mundo ´86 y actual D.T. de las selecciones juveniles.

Esas pocas horas que teníamos servían para recaudar la mayor información sobre el equipo de Américo Rubén Gallego y algunos datos, como para conectar las posibles preguntas con el D.T. de las juveniles.

Seguramente cada uno intentó diferentes tácticas de cara al informe y la conferencia. Por mi parte, repase una y otra vez, un pequeño informe armado con lo más importante que había sucedido en la semana, y el posible equipo que Gallego utilizaría para enfrentar a Central.

Respuesta a preguntas básicas, posibles cambios, fecha anterior, datos del partido, etc.

Pero por sobre todo, dejar bien en claro los temas a tocar en el informe, cosa de tener la seguridad necesaria para que una vez que prendieran la cámara, todo fluya naturalmente, disminuyendo la posibilidad de error.

Ah! Lo más importante, quedaba algo por resolver, un pequeño llamadito, una mala noticia para ellos, una bárbara para mí, yo seguía avanzando en mi camino al sueño, eso indicaba, que no podría ir a trabajar. Poco importaba a esa altura, ya que desde aquel llamado, del 16 de marzo, yo tenía bien en claro mi objetivo, y nadie iba a frenarme y vaya si quisieron hacerlo, pero cuando uno sabe lo que quiere lo logra, cuando uno sólo se enfoca en algo, todo lo que esta alrededor pasa desapercibido, directamente no está.

El viernes llegó, uno de los momentos mas importantes estaba ahí.

Mismo lugar de encuentro, partida hacía el predio del, en ese entonces, puntero del campeonato y previa a lo que sería los informes y la primera etapa de la final nacional.

Las frases hechas a veces se cumplen, y así como en la primera etapa había sacado el número 10, esta vez sacaba el 4, es decir, nuevamente sería el último a la hora del informe y “los últimos, serán los primeros”.

Mientras los demás hacían lo suyo frente a las cámaras, yo recorría todo el predio repitiendo una y otra vez el informe, casi de memoria, pese a saber que frente a un lente, lo primero que falla es la retentiva.

Pese a todo y sabiendo uno lo que puede dar, sabía que esa era la mejor estrategia, y por suerte así lo fue, salió todo casi a la perfección, si casi, salvo el final, como indica la lógica, la memoria falló se intercambiaron los lugares de la frase final.

Todo de nuevo. Dos minutos, tal vez un poco mas, todo a raja tabla, pero esta vez salió, esa frase final dos veces no se iba a interponer en mi informe y finalmente, la primera prueba estaba superada y tras el veredicto, el alivio de estar dos puntos arriba una vez finalizada la primera prueba.

Por dentro sentía un alivio, la felicidad de haber sacado una gran ventaja. La cara de los demás participantes prácticamente me daba la victoria, pero en el fondo sabía que no podía dejarme estar, que faltaba una prueba, y que dormirse en los laureles es lo peor que uno puede hacer, “el 2-0 es el peor resultado”.

Así decidí seguir pensando en las preguntas a Batista, por donde atacar, que preguntar, que información podría sacarle, que haría más rica esa entrevista. Lo cierto es que las respuestas a todas esas preguntas, de poco sirve hacerlas antes, porque las mismas respuestas te formulan la siguiente pregunta en la entrevista.

Con una sensación ambigua, la tranquilidad de la diferencia, pero la ansiedad de que eso termine rápido, así tome mi lugar en la conferencia y espere mi turno. Finalizadas las preguntas, terminé en segundo lugar, un punto menos que el ganador de esa etapa. La sumatoria, me daría el pase a la gran final, Sudáfrica estaba cada vez mas cerca, todos viajarían hacía la Argentina, yo merecía un viaje también y ese sería al continente negro.


Hernan D. Quinteros I.

MUNDIAL SUDAFRICA 2010

EL CAMINO AL MUNDIAL
Argentina - 1era fase

El 15 de julio cerca de las 13 hs de Sudáfrica, se produce mi arribo a Johanesburgo. Ese día, a esa hora y en ese lugar, comenzaba a vivirse el sueño máximo de alguien que busca trascender dentro de algo tan difícil como es el periodismo. Algo por lo que uno tanto luchó, empezaba a gestarse, a SER realidad a miles y miles de kilómetros de mi tierra, en un lugar casi impensado para una celebración de tamaña magnitud.

Todo había tenido comienzo el 16 de marzo, cerca de las 20 hs, cuando recibí un llamado, en donde me comentaron que había quedado seleccionado -entre los 10 de Argentina- y me esperaban el jueves a primera hora en Torneos, para la primera etapa.

Todo era alegría, pero, no era un “viva la pepa”, había que arreglar ciertas cosas, para poder concursar, por ejemplo, pedir el día de trabajo, algo simple, comprensible, o ¿no?

Lo cierto es que no lo fue. Todo lo contrario a lo que uno esperaba que pase, pasó. Reproches, peros, excusas, todo indicando que no iba a poder participar de mi sueño, pero por suerte uno sabe lo que quiere, y al poner las cosas en la balanza, decide que es lo mejor para uno y pase lo que pase, al concurso se va, y que no se diga mas nada.

Día de trabajo de por medio, con lo que eso significaba a esta altura, el jueves me presento en horario pautado y conozco a los otros 9 participantes. Café de por medio, empezamos a conocernos y contar cada uno parte de “su sueño” que lamentablemente sólo uno iba a cumplir.

Después de dos noches a puro estudio, todo estaba dado. Pasadas las 11 am, nos dirigimos a la cancha de San Lorenzo de Almagro, en Flores, para la ronda de preguntas y respuestas.

Anécdotas de por medio, entrevistas, y demás, sacamos un sobre que nos depara el lugar (posición) en la que participaríamos. Saco el Nº 10, coincidencia, casualidad, señales del más allá, quién sabe, lo cierto es que las frases hechas parecen cumplirse, y no sería la primera vez. “Los últimos serán los primeros”. Cinco, seis preguntas, y quedamos mano a mano la mitad de los participantes. El primero sin errores, todos los demás, con uno. Vale aclarar, que pasaban 4 a la siguiente instancia y que al segundo error, estabas fuera. El primero erra, pero se podía dar ese lujo, los siguientes 2 participantes aciertan y faltábamos dos.

En ese momento ya era personal, o él o yo, no había nadie más, como en una definición por penales, el que acertaba acariciaba la gloria, el otro, volvería a su casa sabiendo que tuvo la definición en sus pies y no pudo. Vino la pregunta para él, yo tenía la respuesta, pero nada podía hacer, un Vavá que saliera de sus labios, me pondría entre la espada y la pared, me dirigiría toda esa presión que él sentía en ese momento, pero ese apellido nunca llegó, y uno en ese momento empieza a suspirar, sabe que pese a todo, puede darse un lujo - mejor no darselo -, el lujo de errar. La pregunta no pasaba al siguiente, sino que una nueva vendría hacia mí. Y valga paradoja, la respuesta la habíamos chequeado entre los participantes, con anterioridad a la ronda del “mata o muere”. ¿Suerte? Siempre se necesita suerte. Nunca hubo un campeón sin suerte, y nunca nadie logra las cosas sin un poco de fortuna, más allá de los méritos, esfuerzos y demás. La suerte estuvo de mi lado, y a veces hay que acompañarla, yo no dudé y tomé su mano.



Hernan D. Quinteros I.