Argentina - ¿La dulce?- espera
La final nacional en
Esto significaba en lo personal, una larga espera hasta
En el medio miles de cosas. Más problemas laborales, productos de la envidia, estimo yo; el nerviosismo no sólo propio, sino de familiares y amigos; los típicos, ¿cuándo es?, ¿en dónde? ¿Como? ¿Contra quien? y ¿Qué tenés que hacer? y ¿esto? y ¿aquello?. Muchas veces la ansiedad del que no esta viviendo o que no vivió el momento, termina poniendo nervioso a alguien que sabía que sólo tenía que esperar, simplemente porque los demás participantes, no estaban.
Una sensación muy rara, porque uno quería ya la final, pero nada podía hacer. Había que cumplir sólo una pauta, la más difícil, casi un imposible en estos tiempos, ESPERAR.
La espera era larga. Uno trataba de llenar los vacíos recaudando información, siguiendo de cerca lo que iba pasando a nivel mundial, nacional y local, lo cierto es que faltaba tanto y tan poco, para el mundial y para la final, que era difícil explicar lo que sentía.
En medio de todo ese tiempo, se produjo un quiebre muy importante en mi vida. Una liberación, una excarcelación, un escape a la vida.
Lo cierto es que siempre hay una gota que rebalsa el vaso, y esa gota dijo basta, dos semanas antes de la final. Me quedaba sin trabajo, no aguante mas y me fui, no podia entender como siempre ponian trabas, pero lo cierto es que yo logré mi sueño y la peor derrota para ellos fue esa, no pudieron evitarlo.
Después de unos cuantos días libre, llegaba la final. Tal vez me jugó a favor, nunca lo sabré, lo cierto, es que me dediqué de lleno casi 15 días a estudiar y repasar. Ver como llegaban los equipos. La historia de cada selección. Sus participaciones, finales, mejores puestos, figuras, goleadores, grandes partidos. La gran pretemporada estaba realizada y me encontraba listo para la final.
El lunes 10 de mayo, debíamos encontrarnos todos en el Hotel Conte, donde nos alojaríamos hasta el miércoles, fecha en la que ya sabríamos quién sería el afortunado en ganar el viaje, el SUEÑO.
Como debía ser, a media mañana, me encontraba en el hotel. Después de confirmar asistencia, me encuentro con algunos de los chicos y empezamos a conocernos, intercambiar experiencias, contar vivencias.
Pasado el mediodía, nos dirigimos a Torneos, donde se realizarían los sorteos, para los informes y los relatos o comentarios de los partidos.
Nuevamente el último lugar, en este caso en el informe, sería para mi. Me tocó Italia, el último campeón y una selección con una rica historia a nivel mundial. Por ese lado encararía mi informe. Además, tras el segundo sorteo, mi prueba era relatar Argentina-México del mundial 2006.
Lo cierto es que no había mucho tiempo para preparar las dos cosas, pero en esos días libres, trate de ver las posibilidades de juntar información de todas las selecciones y de los mejores partidos del 2006, cosa que a la larga, terminó ayudando, porque con todos los datos, sólo había que rearmar lo recaudado y concluir con el informe.
A la noche, cena y baile de tango de por medio, regresamos al hotel, para prepararnos para la gran final. Las dos pruebas serían al día siguiente, el martes. A la mañana el informe y por la tarde el relato.
Hasta altas horas de la noche, repase una y otra vez el informe. Era largo, es cierto, pero diferente al resto. Mucha información, mucha historia, los datos precisos de como venía el equipo, comparación con otras grandes selecciones de la historia italiana, etc.
El momento llegó. Estaba todo dado, los nervios se veían claramente en la cara de todos los concursantes, y lo peor de todo, era la espera. Pasaba uno, pasaba otro, y asi cada uno aguardaba su turno, pero un vez finalizado, debía esperar otro largo rato para hacer el relato, es decir, ser primero o último, no era ventaja, igual, los nervios te ganaban.
Llegó el momento del informe. Había tres chances, la mejor, a elección personal, sería la que saldría al aire, pero lo cierto es que a esa altura, uno tenía muy poco poder de discernir cual de las 3 era la mejor.
Trás cada final, uno descargaba cierta tensión. Liberaba presiones, pero también sabía que no existía tiempo para la relajación, porque la otra final estaba a minutos nomás de realizarse.
Llegó la hora del relato. La comodidad de contar con un curso recién terminado y la tranquilidad de la práctica diaria, me daban la seguridad de encarar la segunda etapa, pero lo cierto es que no sabíamos del rendimiento de los otros concursantes. Nadie podía escuchar ni ver como los demás realizaban sus pruebas. Sólo algun grito de gol lejano indicaba que todavía seguían rindiendo prueba.
Mi turno llegó y pese al nerviosismo lógico, las cosas salieron como lo esperaba. Junto a Fernando Petrocelli, quién me acompañó en los comentarios, hicimos la introducción del partido y el posterior relato del 2-1 de Argentina-México. Mi punto fuerte, había rendido. faltaba el veredicto.
Luego de las dos pruebas, nos retiramos hacía el hotel para prepararnos e ir a cenar todos juntos en el día previo a los resultados. Y con posterioridad fuimos los 6 a brindar a un bar y contar todas las sensaciones del día vivido.
Había un relax general por la finalización de las pruebas, pero también el ansia de saber cuál de los 6 iría al mundial, ya no había nada que hacer, sólo esperar un día mas.
El miércoles nos llevaron nuevamente hacía Torneos, donde se haría el programa y saldría finalmente el ganador. Ninguno sabía como habían rendido los otros participantes y sólo tenía las certezas de su rendimiento, el cual, era subjetivo, porque tres jurados calificarían nuestra performance.
Ahí estabamos los 6 frente a Pablo Giralt, Rafael Dudamel y Sebastián Rozenthal, los jurados.
Trás la primera ronda, Eduardo Andino (Ecuador), había sacado una merecida y gran ventaja de 5 puntos, pero faltaba el relato, mi punto fuerte, aunque, a esa altura, era todo muy complicado. Veintitrés (7,8,8) contra 18 mios, producto de un triple 6. Mi cabeza hacía números. Necesitaba no perder mas puntos con relación a Eduardo y sacarle mas de 6 de ventaja. Su turno llegó y sumó un punto más en relación a mi informe. Doble 6 y un 7, lo alejaba aún mas y mi cabeza seguía sacando cuantas. Era muy importante la primera puntuación. La de Giralt. Si era alta, las chances crecían y mucho, si era baja, dependía de un excelente por parte de los otros dos jurados. Trás el primer veredicto, consigo un 7, una nota media, ni baja ni alta, necesitaba mínimo dos 9. Y por suerte llegaron. El alivio recorrió todo mi cuerpo, pero no terminaría ahí. Faltaba un participante. Patricio Araneda de Chile, era el último y todavía tenía chances de superarme. El 8 de Giralt, reactivó mi calculadora metal, pero por suerte Dudamel y Rozenthal, calificaron a Pato con el mismo puntaje (8) y así conseguí mi sueño. Ya estaba todo definido, era realidad, ME IBA A SUDAFRICA.
Hernan D. Quinteros I.